¿La culpa es del profesor o del chachachá?
Agradezco a mi amiga Ana Bizarro que me preste su blog para introducirme en la vida de sus lectores, básicamente, padres y madres sufridores de sus hijos.
Sé por lo que estáis pasando, y por eso os voy a explicar mi experiencia y compromiso.
Mi mundo, es la docencia, que expando en la Universidad de Lleida y también en conferencias y talleres a los que me invitan a participar. El próximo en San Sebastian. Un evento de Alto Impacto del que os hemos informado. Allí podremos conocernos. ¿Nos veremos? ¿Te apuntas?
Mi compromiso, el conocimiento.
Todo me interesa, porque en el fondo forma parte de la vida y finalmente somos todo aquello que hemos experimentado con mayor o menor intensidad.
Pero, lo que sin duda nos deja huella a todos, es lo que atañe a nuestros hijos.
Os voy a explicar un ejemplo que he vivido:
No sé en qué fase del ciclo educativo del sistema, en un colegio de Jesuitas, me llamaron a las continuas tutorías, para decirme que MI HIJO era más bien tonto y que no podía continuar “adecuadamente” aprendiendo con sus compañeros de clase, siendo mucho mejor para todos, trasladarlo a un plan especial de educación previsto en el sistema.
Me vendieron la oportunidad de aliviar mucho la tensión en la familia y en el niño, derivada de los suspensos, deberes inacabados, etc.. (os suena a alguno?)
Fue un impacto emocional para mí, por aquello de “en casa del herrero cuchillo de palo”.
Tuve que hacer un trabajo interior de humildad, en la aceptación, que un hijo de profesor@ de universidad, tendría que terminar su aprendizaje profesional con el estudio del caballo, que aunque es un animal muy bello, no entra en el núcleo urbano de nuestras vidas.
Pero ¿cuál fue mi aprendizaje? Que al informar a mi hijo, él dijo con voz enérgica, «YO NO SOY TONTO y a estudiar el caballo van los tontos».
Me recordó una anécdota de mi vida, emocionalmente impactante, en que tras un cambio de colegio a los nueve años, suspendí dos asignaturas y mi madre le dijo a puerta cerrada a mi padre, pero que yo oí, «A LO MEJOR ESTA NIÑA ES TONTA».
Yo me dije a mí misma «YO NO QUIERO SER TONTA».
Y allí empezó mi andadura….
Agradezco profundamente la fuerza vital de mi hijo en ese momento, que nos permitió continuar en la lucha diaria, para obtener ese preciado título de bachiller que ahora tenemos y que para nosotros ha sido como un master de Vida.
Hoy, él, es un experto en contabilidad básica y en hacer ganar dinero a la gente, buscando todos los justificantes de facturas de todos los gastos que sus clientes no se molestan en reclamar.
El sabe lo que vale el esfuerzo de las pequeñas cosas. Por eso, se toma la molestia de reclamar muchas facturas derivadas de pequeñas compras.
El sabe que, si te tomas la molestia de pedirlas, pueden ser diez euros, o cien, o mil en deducciones de IVA y ése es uno de sus muchos valores de un campeón de vida.
Superar este proceso me hizo reflexionar y comprometerme con el cambio en las aulas, fruto del cual he escrito el libro RETOS PARA UNA NUEVA DOCENCIA: Manual práctico donde explico que se puede enseñar bajo el método de “aprender haciendo” y que reivindico se utilice en todos los niveles de enseñanza, para mejorar el sistema.
Mi experiencia: no desfallecer. NO SON TONTOS, es el sistema el que los quiere atontar.
Creed en Vuestros hijos, no en el sistema educativo. Está caduco.
¿De quién es la culpa entonces?
Latest posts by Bizarro Ana (see all)
- Ser madre con aspiración a ser una abuela consciente y molona. - mayo 24, 2024
- Ser mujer fuera del prototipo pautado con premeditación y alevosía - febrero 24, 2024
- Ser empresaria ética en un mundo de empresarios malvados y codiciosos - enero 24, 2024
Carme dice
El sistema educativo es RANCIO, y a los hijos hay que animarles que suficiente suplicio tienen que sufrir.
Bravo por este artículo y por tu gran labor Llüisa.
Un beso y abrazo a las dos.
Lluisa Ochoa dice
Gracias Carmen por tus palabras, entre todos podremos ir cambiando todo aquello que ya esta caduco del sistema en que vivimos. Un abrazo
Elena dice
Ay, Luisa, me he quedado con ganas de más leyendote!! Te seguiré de cerca. Una tan buena amiga de mi amiga Ana, tiene que ser especial seguro.
En San Sebastian te espero ver con muchas ganas por mi parte!
Lluisa Ochoa dice
Querida Elena, muchas gracias por ser tan amable conmigo, tengo ya ganas de darnos un abrazo en San Sebastian. Ya queda muy poco¡¡¡¡
Galaad dice
Hola Luisita. Yo no soy padre, pero sí he sido alumno.
He estado en varios colegios e institutos en mi infancia, adolescencia y veintena. Mi recorrido académica tiene bastante que desear, porque desde muy niño sentía que no me adaptaba al sistema. Cuando en realidad el problema lo tenía el sistema por incompetente para adaptarse allá donde hubiera talento humano, fuera de la forma que fuera.
El tiempo nos ha acabado dando la razón, y ha comenzado ya hace años a surgir científicos huesudos, psicólogos y corrientes diversas reconociendo que la inteligencia emocional y la ética hace más valiosa a una persona, incluso en los negocios, que su estricta capacidad productiva y competitividad.
Sobre eso hablaré en mi blog algún día desde «la perspectiva de hijo»; y como madres me gustaría que vierais en qué clase de sistema implacable para expulsar a los «no aptos» nos han querido hacer pasar, como por un embudo, a los de nuestra generación.
Pero en la actualidad, con los negocios del conocimiento, siento que hay esperanza para alguien como yo con inquietudes espirituales además de profesionales.
Encantado de leeros, chicas.
Un beso!
Lluisa Ochoa dice
Querido Galaad, no hace falta esperanza, el binomio espiritualidad y éxito es una realidad. Tu ya estas ahí, aprovéchalo. Nos vemos en Donosti. Un abrazo