Hoy publico mi primer post en el blog de Ana Bizarro. Todo un placer entrar en casa de una amiga y bloguera de moda, que escribe como el mejor Cupido. ¡Lo digo por lo del arco y la flecha con los que no deja corazón indiferente!
Me gustaría hablarte de un valor muy poderoso y transformador si lo incorporamos en nuestro saco de valores fundamentales: la empatía. ¡Cuántas cosas se arreglarían en este mundo si la pusiéramos en práctica más a menudo!
Te presento al Oculista Emocional
Para sanar la Miopía Inconsciente.
Mucha caaaalma…
Vivimos en un mundo plagado de etiquetas.
A la que menos te lo esperas te cuelgan una sin saberlo, o te la cuelgas tu solito/a.
Necesitamos colmar nuestro sentido de pertenencia, nuestro deseo de sentir que somos parte de algo, que no estamos solos y que los demás nos reconocen como miembros legítimos del grupo. Hasta ahí todo genial. Forma parte de uno de los escalones de la pirámide de Maslow.
La catástrofe llega cuando ponemos en práctica lo que llamo el sentido de pertenencia sesgado. O sea, cuando al formar parte de algo nuestro subconsciente automáticamente nos excluye de otra cosa a la que relegamos al lugar opuesto. Es como si en nuestra mente no hubiera espacio suficiente para todo o para los matices.
¿Ejemplos? Muchos
- si voto a la izquierda, detesto a los de derechas
- si soy bético, entonces odio a los sevillistas
- si me gusta el traje y la corbata, rechazo a los hippies
- si me gano muy bien la vida, evito relacionarme con personas con menor poder adquisitivo
La lista sería interminable…
En todos estos casos, relegamos la empatía al banquillo y ponemos de titular a la miopía inconsciente, que actúa siempre cuando nos empeñamos en ver la realidad totalmente desenfocada para nuestro interés egoísta.
Si acudiéramos con más frecuencia a nuestro oculista emocional (la empatía), nuestra vida sería más placentera y generaríamos un montón de conexiones emocionales positivas con mucha más gente, alimentando con pura energía nuestra:
- autoestima
- motivación
- confianza
- y en definitiva… ¡nuestra felicidad!
¿O es que me hace más feliz maldecir a mi hermano cuando el Barça nos gana?
Hay quien piensa que sí, pero en el fondo está alimentando anti-valores como:
- el odio,
- el rencor
- el egoísmo.
Prefiero echarme unas risas ironizando sobre lo patéticos que somos a veces en el campo y disfrutando de forma sana el día que David logra vencer a Goliat.
Por cierto, que ya hace muchos años que esto del futbol profesional no me quita el sueño. ¡Y vivo mucho mejor!
Voy a ponerte como ejemplo una situación vivida donde la miopía emocional brilla por su presencia. Quizás tú también lo hayas experimentado alguna vez, ya que por desgracia es demasiado habitual.
Recuerdo el día en que llevé a mi hijo con seis años por primera vez a ver un partido de nuestro equipo, el Espanyol.
Delante nuestro se sentaba un abuelito, entrañable en apariencia, con una bufanda al cuello ya descolorida con más solera que un rebujito en la Feria de Abril.
Mi sorpresa fue que tan pronto empezó el partido, aquel abuelete empezó a soltar improperios hacia el árbitro sin descanso.
- Su hijo que estaba al lado y pasaba de los cuarenta tampoco se quedaba corto.
- Mi hijo me miraba con cara de perplejidad.
Yo le decía: “tú ves que papá está tranquilo, ¿verdad? Pues no te preocupes, no les hagas caso y disfruta del partido”.
Era difícil abstraerse de lo que se oía en la grada. Resultado: ya hace años que no piso un estadio profesional.
Te ofrezco la receta para enfocar la percepción de la realidad.
¡Estamos locos o qué!
Si la situación la llevamos al fútbol base y te encuentras con padres fuera de sí, increpando constantemente al árbitro, al entrenador e incluso a los propios niños, ¿qué podemos esperar? Son lo que llamo padres hooligans. Y eso que antes de cada partido los chavales muestran una gran pancarta en alusión a este grave problema. Te invito a ver el vídeo de 2 minutos:
(en catalán con subtítulos) de la campaña puesta en marcha por la Federación Catalana de Fútbol. Objetivo: preservar el valor del respeto. Empatizar con el otro nos permite conseguirlo.
Esto me lleva a preguntarme también:
- ¿hasta dónde es capaz nuestra mente de desenfocarnos de la realidad?
- ¿Qué es lo que activa nuestro lado oscuro hasta sacarnos de nuestras casillas?
- ¿Qué miedos y frustraciones se esconden detrás?
Para mí la respuesta se halla en el Ego.
En el momento en el que nuestro YO número 1 toma el control y acalla al YO número 2.
El número 1 es el yo que desde el ego
- juzga
- critica
- cuestiona
- subestima…
Si quieras saber más sobre la teoría de los dos yoes de Timothy Gallwey puedes ver este vídeo en el que te lo explico brevemente con otro deporte de pelotas que practico: el tenis.
Se basa en el libro El Juego interior del Tenis, que muy acertadamente me recomendó mi mentor en oratoria y buen amigo Josep Cussó. Él fue quien me permitió conocer a otro de mis grandes maestros en mi proceso de transformación, Raimon Samsó. Y Raimon nos unió a Ana y a mí. ¡Qué maravilloso es el mundo de las conexiones!
Yo hablo a menudo con mis dos yoes.
Tengo largas conversaciones.
No te asustes, no estoy loco.
De hecho, todas las personas que cultivamos la conciencia y nuestro juego interior lo hacemos. Es la forma de silenciar nuestro ego y su equipo de contravalores, que siempre buscan grietas por donde salir a jugar. Si lo practicas, verás cómo tu vida empieza a cambiar en positivo.
Enfocarás mejor tu percepción de la realidad. Serás más consciente de todo, aprenderás a relativizar las cosas, a quitar hierro al asunto y sufrirás menos. ¡Garantizado! ¿Te atreves a probar? Seguro que no 😉
Trabajar nuestro juego interior nos facilita también empatizar con quienes tienen comportamientos anómalos.
Nos permite aceptar que están a otro nivel de conciencia o más bien, de miopía inconsciente.
Pero tenemos la gran oportunidad de ayudarles a que suban de nivel de consciencia.
¿Cómo? Haciendo buenas preguntas que les ayuden a reflexionar.
Aquí van dos ejemplos:
- ¿Pensarías igualmente que ese penalti es injusto si te lo hubieran pitado a favor y no en contra? Por favor, contéstate a ti mismo con sinceridad, sin hacer trampas al solitario.
- ¿Te has puesto alguna vez en la piel de alguien que debe tomar decisiones importantes en décimas de segundo? Si lo hicieras, ¿no reclamarías tu derecho a equivocarte? Yo tuve la osadía de hacer de árbitro de fútbol sala en un torneo en la facultad y te aseguro que no es nada fácil.
- ¿Te gustaría que tu jefe te tratara con la misma falta de respeto como lo haces tú con tu equipo? Quizás lo hace y eres un simple amplificador. Entonces deberás tener la humildad para reconocerlo y la valentía para salir de ahí si no puedes cambiarlo. No valen excusas.
Aquí te dejo uno de mis lemas: ¡O te resignas o te reasignas!
Y si con preguntas no funciona, no te preocupes, no es su momento. Si no se deja, tú a lo tuyo. Hay que ofrecer ayudar siempre, pero sin malgastar energía que necesitamos para otros menesteres.
Para acabar, si quieres saber más sobre esto del juego interior, quiero ofrecerte un regalo exclusivo como suscriptor/a del blog de mi amiga Ana:
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Inteligencia Emocional: la clave para alcanzar la vida que deseas.
Coaching y PNL: camina firme hacia el logro de tus objetivos.
Valores para prosperar: la esencia de lo que nos mueve y nos motiva.
Muchas gracias a ti por leer este post y a Ana por abrirme las puertas de su casa digital. Ha sido todo un placer. Si quieres saber más de mí, puedes seguirme en www.david-quesada.com
¡Hasta pronto!
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Carme dice
Me ha gustado mucho esta comparación con el deporte.
Nunca había puesto atención en este detalle de la fuerza de un equipo se trabaja también la parte emocional, hasta que escuche a un entrenador deportivo.
Estoy encantado de tener personas a mi alrededor que despierten emociones tan profundas.
Gracias David por tu post y a ti Ana gracias por invitarle a tu casa para disfrutar todos tus seguidores.
Un abrazo a los dos.
David Quesada dice
El deporte transmite valores que también ayudarán a los chavales el día de mañana cuando tengan que integrarse en un equipo de trabajo. Lástima que a veces también saque a relucir las miserias del comportamiento humano. ¡Pero esto es la vida! Hay que conocer también el lado oscuro para que todavía tenga más sentido nuestra elección del lado de la luz. ¡Gracias a ti Carme por estar aquí!
Rafael GRACIA ARNO dice
Bon dia, David
Aunque no estaremos tanto en contacto (he cambiado de residencia) te leo siempre y agradezco tus recomendaciones.
Un saludo desde Calonge-Sant Antoni.
David Quesada dice
¡Muchas gracias Rafael! Estamos en buena tierra, la Costa Brava, disfrutando del mar y la calma. Un abrazo.