
El último viernes del mes, mi amigo y coach, suele ofrecernos una reflexión sobre los hijos, los valores, la familia, la educación pero hoy he querido compartir con vosotros, amigos, una buena noticia personal que me ha llenado de alegría: educar a los hijos es una grata labor.
Este mes he vivido una experiencia, una sanación que me tenía preocupada desde hacía años y que por fin se ha localizado, diagnosticado, identificado para facilitar la educación de mi hijo desde la enseñanza reglada.
Voy a intentar ser muy breve en mi relato …
Mi hijo tiene ahora 13 años, y desde que nació ha sido un niño muy alegre. Siempre con una sonrisa en la boca, siempre dispuesto a jugar, siempre muy cariñoso y siempre muy activo.
En definitiva un niño alegre pero un niño inquieto. Como se suele decir: que no para quieto.
- Con 6 meses tan solo necesitó unas horas de adaptación en la guardería, cuando lo normal suele ser una semana.
- Con 3 años, no hubo lágrimas para quedarse todo el día en el colegio, incluso sin haberlos cumplidos pues es de fin de año.
- Con 6 años, tuvo muchas dificultades para adaptarse a las nuevas reglas de primero de primaria: ¡todo el día sentado en una silla aprendiendo a leer y escribir! Una mosca y se distraía. ¡Era complicadísimo mantener su atención! En el cole y en casa, por supuesto.
- Con 9 años tuvimos que cambiarlo de colegio pues veíamos que los profesores se ponían muy nerviosos y no nos aportaban soluciones a sus dificultades. Tampoco sabían tranquilizarnos, más bien lo contrario.
Al año siguiente estuvimos con una ortofonista, pues al ser trilingüe (español, francés, euskera) queríamos descartar la posibilidad de que confundiese ciertos sonidos. La especialista no veía nada anormal, sino lo que todos veíamos: un niño cariñoso pero muy inquieto. Fue un año tranquilo. El maestro se veía apoyado por el especialista. No notamos grandes cambios pero no le vino mal verse acompañado a la hora de hacer los deberes en un ambiente mucho más distendido y agradable (pues muchos ejercicios se basan en el juego)
- Y las clases de quinto y sexto transcurrieron con relativa normalidad … pero con notas siempre muy justas.
- Pero en 1º de la ESO, las cosas volvieron a complicarse, el nivel de exigencia iba aumentando y su comportamiento más rebelde. A tal punto que las sanciones escolares cada vez iban siendo más severas, para su incomprensión y para la nuestra.
Estábamos dispuestos, su padre y yo, a cambiarlo de nuevo de establecimiento …
… pero en septiembre del 2013 llegaba un nuevo director al centro.
Un hombre más joven que la persona que se jubilaba ¡lógico! y una persona con una mente mucho más abierta y mucho más sensible al sufrimiento de los niños y al fracaso escolar.
Desde el primer día se interesó por la dificultad de adaptación de nuestro hijo.
Para él también había algo que no cuadraba.
Pero los meses vuelan.
Pasó el primer trimestre, las vacaciones de navidad y solo fue al final del 2º trimestre cuando nos llamó a su despacho para darnos su opinión.
¡Por fin!
En su trayectoria profesional tenía otros casos como el de mi hijo, incluso algún hijo de un amigo íntimo. Y entendía lo angustioso que es tanto para el alumno como para sus familiares.
No hablaré del diagnóstico llevado a cabo por un psicólogo especialista con mucha experiencia en este tema en concreto ( él también padece la misma peculiaridad que mi hijo) pues eso es lo de menos. AB
Simplemente quiero concluir diciendo que después de ¡¡¡8 años!!! hemos encontrado la razón por la cual mi hijo no se adaptaba al sistema escolar.
No ha sido fácil … en mi caso muchos han sido los que me han dado la espalda a nivel escolar como a nivel extraescolar, pero yo como madre siempre le he apoyado intuyendo que mi hijo era un niño normal (y no «anormal» como en algún momento me han querido hacer entender)
No quiero generalizar, ni debemos generalizar … pero creo que cada caso debe ser analizado con respeto y con mucho cariño por el bien de los niños, por el bien de los equipos pedagógicos y por el bien de las familias.
Ahora JuanPe como psicólogo y padre nos dará su versión y su reflexión para hacernos pensar y tal vez actuar desde la conciencia y el AMOR y no desde la racionalidad y el MIEDO.
Muy buenas a todas y todos, madres y padres.
Lo que nos cuenta Ana es algo habitual, pero cuando nos toca nos asaltan dudas, miedos, culpabilidad, en mi caso yo también tengo una hija que empezó con problemas de lo que hoy en día le llaman TDAH (Trastorno por déficit de Atención con o sin Hiperactividad y con o sin Impulsividad), que olvidando siglas, diagnósticos y un largo etc…lo que viene a decir es lo siguiente:
– Los sistemas de enseñanza son standard, es decir, hay que pasar por una serie de materias, exámenes y pruebas independientemente de las capacidades, talentos, deseos e inclinaciones de las personas, y por supuesto forma de interpretar, percibir y aprender el mundo.
– En general los padres, la Escuela y la Sociedad, no ha estado preparada para asumir e integrar las diferencias. (El-la diferente es mirado-a con escepticismo, se señala, e incluso se puede despreciar…por fortuna esto está cambiando y cada vez los Centros tienen más recursos y deben estar preparados, aunque la Formación de los Maestros no incluía muchas veces estos problemas, se va cambiando y afortunadamente se va normalizando.
Mis recomendaciones:
– Observar al niño-a en cuanto a sus deseos de ir a clase o no, si está o no solo, si quiere estar con amigos o no….puede que nuestro hijo-a esté sufriendo por verse diferente, en algunos casos incluso sujeto a burlas etc….hemos de estar atentos como padres que normalmente tenemos poco tiempo.
– Solicitar el informe de la Escuela de los Profesores, tutores etc… y si no nos dicen nada ponernos en manos de un especialista, puede ser un TDAH, puede ser un Superdotado-a, problemas de Dislexia, o simplemente falta de motivación hacia el Sistema de Enseñanza por su propia sensibilidad etc….
En cuanto a lo que dice Ana,
Yo me pregunto ¿Qué es ser normal…..? ser como los demás….un clon social…..y si no, pensemos en numerosos casos de personas que han aportado mucho a su entorno y en la Escuela han sido denostados (insultados, ofendidos) …es importante que apoyemos a nuestros hijos y que nos impliquemos:
- en las Escuelas de Padres
- ir a las reuniones del Centro
- y sobre todo estar pendientes a cualquier aspecto que pueda suceder para apoyar y dar fuerza a nuestros hijos…
Pues para eso es importante estar centrado en la familia, trabajando si, pero con equilibrio para no dejar de atender a nuestros hijos como madres y padres responsables de su educación, responsables de su orientación.
Tanto para Juanpe como para mi no es divertido hablar de estos temas tan personales pero, con nuestra experiencia y madurez, sabemos que podemos ayudar a personas que muchas veces no saben como actuar ante situaciones parecidas y sufren por ello. Y aunque simplemente sea una persona a la que ayudemos, merece la pena, este esfuerzo.
Hoy tampoco habrá preguntas.
Pero si quieres dejarnos un comentario, estás en tu casa, ya lo sabes.


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Difícil tarea la de ser madre o padre… mi experiencia me dice que lo mas importante es una dosis extra de empatía, porque para nuestros hijos las cosas no suceden, no se sienten como para nosotros. Y el respeto a su individualidad es fundamental para potenciar su autoestima.
Me alegro Ana que no te rindieras hasta comprender lo auténtico de tu hijo.
Efectivamente ponerse en su pellejo es lo complicado (empatía) pero también dedicarles el tiempo que se merecen es fundamental. Nunca me rindo y ahora mi objetivo es ayudar a padres q tienen tendencia a rendirse (con razón) por la presión social q recibimos a todas horas!!
Enhorabuena a los dos por vuestra valentía; creo que lo que habéis hecho es digno de admiración.
Me atrevo a escribir por primera vez en un blog, para daros las gracias por lo que me han reconfortado vuestras palabras.
Yo también pertenezco al grupo de padres que perciben que el sistema educativo no es el adecuado. Llevo años buscando la manera de que las cosas fluyan de otro modo, para que las múltiples cualidades y habilidades de mi hijo, sean valoradas y aceptadas, en un entorno rígido que sólo reconoce y premia dos o tres de las múltiples inteligencias que existen.
Ana, tu frase: “educar a los hijos es una grata labor” me ha inspirado a una reflexión que me apetecería compartir con vosotros y con muchos otros, que seguro, se encuentran en nuestra misma situación:
Somos tremendamente afortunados de tener estos hij@s, porque en la búsqueda de una vida mejor para ell@s, nos estamos reinventando a nosotros mismos. Hoy he evidenciado que esa necesidad latente, es el motor que me lleva a asistir a cursos, charlas, leer libros y a abrir mi mente a otras formas de evolución y conocimiento, que de otra manera no me hubieran atraído.
Estos chic@s son los portadores de un potente mensaje de cambio que debemos de alentar y potenciar. Transformar su realidad, transforma la nuestra. Ellos son nuestros maestros. Seamos conscientes del enorme privilegio que ello conlleva.
Vivamos ese cambio todos juntos, desde el amor y la confianza…. y en homenaje a mis queridos Iker y Luis, lancemos nuestro grito al viento: ¡¡¡¡ NOSOTROS PODEMOS HACERLO!!!!
¡Nosotros podemos y nosotros debemos! hacerlo.
Por el bien de los niños, y para adaptarnos a este cambio que no tiene vuelta atrás.
Gracias por tu comentario, por tu valentía, por tu atrevimiento.
Hasta cuando quieras, Jone.
Hola Ana!
precioso tema el elegido en esta entrada, que seguro que habrá conmovido a más de una persona al verse reflejada en tu situación.
No hay nada más valioso que el amor de unos padres dispuestos a llegar hasta donde haga falta por entender y apoyar a sus hijos. Bravo.
Gracias Maria,
Hay muchos temas tabús en España, que tendremos que ir tocando poco a poco desde la experiencia, el cariño y la paciencia.
Pero, como dice JuaPe, hay muchas cosas que ya están cambiado y la educación es una de ella.