
No soy defensora ni de las mujeres, ni de los animales, ni de los niños, ni de los hombres … pero sí activista de una causa que considero en peligro de extinción: las familias.
No me gusta que me defiendan, nunca me ha gustado. Mis padres nos educaron, a mi hermana y a mi, en libertad. Libertad de elección, libertad de expresión, libertad de consecución con esfuerzo y respeto, eso si. ¡Un gran regalo el de mis padres!
Tal vez por haber conocido etapas complicadas, en las que recibes ropa, comida, favores … he aprendido a no pedir, pero a dar siempre que está en mis manos. Y lo realmente difícil es recibir (aunque parezca lo contrario). No nos gusta recibir. Y por eso hoy quiero reflexionar sobre la importancia de DAR y recibir en el seno de las familias.
¿Porqué es tan difícil conciliar vida laboral y vida familiar?
Porque nos han enseñado a DAR a nuestros hijos lo mejor , es decir TODO. ¿Pero que es lo mejor? ¿Dinero? ¿Tiempo? ¿Atención? ¿Educación?¿Libertad?
Queremos DAR a nuestros hijos, y por eso trabajamos. Pero no ponemos límite ni a nuestro trabajo ni a nuestra donación (!). Y este es el tic de la cuestión, para mí.
Yo tenía muy claro que quería tener dos hijos y educarlos a mi manera, nada de abuelos ni de ayuda externa. DARles mi amor, mi ternura, y mi atención.
Pero también tenía muy claro que no quería abandonar mi fuente de ingresos, ganada a base de horas de trabajo y de mucha formación.
Cuando pido ofrezco el doble: así pude conciliar familia y trabajo sin problemas.
Primer Win-win.
En el año 2000 cuando nació mi hijo, y siendo asalariada, adapté mi horario para pasar el mayor tiempo con él.
Mis jefas que eran madres salían de trabajar a las 17:00, con pausa al mediodía para comer. Pues yo me ofrecí para trabajar de 12:00 a 19:00.
Ellas encantadas y sorprendidas ¡¡aceptaron!! Cubría las horas del mediodía, y las últimas horas de la tarde. Yo estaba con mi hijo por las mañanas, tranquilamente, lo dejaba en la guardería para comer y hacer la siesta, y mis padres le daban la merienda y me lo traían a la puerta del trabajo para irnos juntos a casa.
Segundo Win-win.
Cuando nació mi hija, 17 meses después … (si, seguiditos) ya había encontrado una empresa para trabajar a media jornada. Encontré 3 socios (franceses) que querían crear una empresa en España, y buscaban una administrativa bilingüe. ¡Yo quería trabajar a media jornada!
Mi hija nació en marzo y en noviembre pude dejarla en la guardería y dedicar las mañanas a montar la empresa, en la cual por normativa jurídica entraría como socia y gerente de la misma … ¡vamos con responsabilidad! Y sin posibilidad de escaquearme.
Tercer Win-Win
No cobraba mucho, mi sueldo se redujo a la mitad. Pero empecé a codearme con otros gerentes, empresarios, directivos … ¡Y lo que se aprende observando, madre mía!
La empresa estaba encantada de reducir sus costes para empezar y yo estaba encantada de disfrutar de mis hijos y de rodearme de grandes profesionales. ¡Un chollo que no se paga con dinero! El aprendizaje fue brutal.
Algunos días no podía ir a buscarlos a la guardería … es verdad, pero al día siguiente lo compensaba.
Los años fueron pasando … a toda pastilla.
Y siempre adaptando el estímulo racional al estímulo emocional. Me sentía útil trabajando, rodeándome de adultos y me encantaba llegar a mi casa para hacer los deberes, duchar a mis hijos y leer juntos el cuento antes de irse a la cama. La verdad, trabajar por cuenta propia, es todo un privilegio, que siempre he valorado mucho. ¡Por eso creo en el empredizaje a muerte!
Y mi objetivo era que mi pareja soltase las riendas de la empresa delegando para tener más tiempo para él y para su familia. Pero no era su objetivo. Rondaba el año 2007. Mis hijos tenían 7 y 5 años.
Y ese mismo año llegó la «supuesta» crisis. Mi pareja se asustó. Inconscientemente, pero se asustó. Y desde luego no delegó su función de responsabilidad (al contrario). Y tenía la excusa perfecta para no estar más tiempo con su familia.
¿Y qué falló? Pues lo que pasa en muchos casos.
Mis tareas se acumulaban en casa, en la oficina y con los niños (pero yo seguía dando y dando, sin quejarme).
Más deberes con los niños, más extra-escolares, más incidentes profesionales, más problemas de salud familiares … ¡Más y más! Yo me sentía desequilibrada física, mental y emocionalmente … y le pedí ayuda a mi pareja. Pero no supimos encontrar una solución.
Conciliación familiar para las mujeres y ¡para los hombres! es mi consejo.
Es un equilibrio vital fundamental. Pronto saldrán estadísticas para los más racionales. Pero estoy súper convencida que de nada sirve que una mujer concilie vida laboral y familiar si su pareja no lo hace. El tiempo nos dejará estadísticas. Sé que hay much@s escéptic@s, todavía. Pero el hombre va a empezar a conciliar vida laboral y familiar ¡estoy convencida! Este eslabón es fundamental para la supervivencia de las familias.
Cheeeee que te veo venir … ¡Las excusas me las conozco todas! A ver si te suenan …
- Ya, pero tú no tienes que pagar una hipoteca, un coche, el colegio de los niños
- Ya, pero tú no tienes un jefe, una familia, unos padres enfermos
- Ya, pero tú tienes titulación, formación, experiencia, contactos, enchufes
… Y no sigo que la que me pongo a llorar soy yo.
No digo que ambos deban hacerlo al mismo tiempo, ni que exista un único ejemplo de conciliación pero si la mujer se dedica únicamente a la crianza de los hijos puede terminar agobiada, y si un hombre se dedica únicamente al rendimiento económico puede terminar estresado. Está muy bien poder contar con una ayuda externa pero sigo creyendo que no hay mejor educación para los hijos que unos padres equilibrados, unidos y presentes.
Hasta que no se vive una experiencia no aprendemos. Si la mujer no se mete en los negocios ¡no podrá entenderlos! Si el hombre no se mete en las labores domésticas (hijos incluidos) ¡no podrá entenderlo!
Un poco de trabajo, un poco de familia y un poco de ocio ¿no te parece un buen equilibrio?
Por eso hoy, con mi experiencia, puedo afirmar alto y claro:
Ausentarse de la unidad familiar 8 o 10 horas, todos los días, cuando los niños tienen entre 0 y 12 años es un grave error, tanto para la madre como para el padre. Y desconectarse de la unidad profesional más de un año es un tiempo difícil de recuperar. Más vale tener un pie dentro y otro fuera. Es mi humilde opinión.
Y como empresaria bizarra que soy, respondo a la pregunta que ronda muchas cabezas … ¿Y cómo se lo digo a mi jefe?
Tu jefe quiere un rendimiento económico y funcional. Si eres capaz de satisfacer estos dos puntos lo tienes en el bote. Observa que necesita y dale, no una solución, sino dos. Y la respuesta será positiva.
Te doy algunos ejemplos de lo que haría si tuviese que hacerlo HOY mismo:
- Empezar muy temprano
- Terminar muy tarde
- Cubrir las horas del mediodía
- Trabajar los fines de semana o días festivos
- Flexibilidad laboral
- … En fin, hacer lo que la mayoría de la gente se niega a hacer
¡Ser original funciona!
A cambio pídele reducir tu jornada. Estará encantado de seguir contando con tus servicios.
Y sino lo está ¡no pierdas el tiempo! Busca otro jefe más enrollado o anímate a ser tu propio jefe.
Si te parece interesante, recuerda, puedes divulgarlo en tu red social favorita.
¿Qué opinas?


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Hola Ana, comparto lo que dices. La familia necesita tiempo, dedicación, paciencia, cariño… para poder crecer.
Tuve la suerte de que mientras mi hijo fue pequeño y necesitaba mucha más presencia materna, trabajaba con unos jefes amigos, podía trabajar desde casa, y trabajaba menos horas.
Luego cuando ya entró en cole iba todo el día entonces lo dejaba en la puerta a las mañanas trabajaba horario corrido, desde muy temprano a la mañana hasta un rato antes de la salida del cole de mi hijo.
Ahora debo reconocer que no son situaciones fáciles hoy en día, las empresas están un poco .. , sino te gusta ya tengo 6000000 a los que puede que si.
Es verdad que si les ofreces una solución antes de una petición te escuchan más, pero el clima laboral actual no está para chistes.
Lo cierto es que lo de la conciliación laboral suena muy bonito en discursos etc… pero no sé yo si en las empresas lo aceptan con tanta alegría.
Siendo que una parte de la conciliación está en manos de las empresas, esto se torna complicado.
Así que creo que la forma de conciliar cae en el tejado de las familia, más específicamente las madres. Porque si pedir algo para la conciliación por el lado de las mujeres no es algo muy bien visto, ni te cuento si el que pide conciliación es un hombre (raíces culturales?, visión machista de la familia?).
Y como conciliamos las madres? haciendo magia, jaja…
O pasándolo muy mal.. Teniendo sentimientos de culpa en caso de tener que trabajar… Sentimientos de postergación en caso de abandonar una carrera…
O tomando decisiones de vida.. esas son de las mías..
Que hoy hay muchos padres que quieren ser presentes y conscientes de la familia, (yo conozco algunos y tú seguro que también) si… pero esos sí que son conceptos totalmente novedosos y tardarán en implantarse en la sociedad.
Mientras nos queda seguir predicando en el desierto …
Un abrazo seguro que este post traerá cola.. jajaj, siempre liándola ..
Ojalá traiga cola … y tenga que contestar a 20 comentarios!!! Hoy vengo guerrera.
Asumo el compromiso con responsabilidad (habilidad de responder)
Lo conseguiremos, Andrea, te doy mi palabra. Estamos en un momento mágico de cambio.
Y exportaremos nuestro «savoir-faire» a latinoamérica ¿no?
Buenos días Ana,
Hoy me veo reflejado en tu post y eso creo que no es bueno.
«Si la mujer se dedica únicamente a la crianza de los hijos puede terminar agobiada, y si un hombre se dedica únicamente al rendimiento económico puede terminar estresado»
«Ausentarse de la unidad familiar 8 o 10 horas, todos los días, cuando los niños tienen entre 0 y 12 años es un grave error»
Hoy me has dado en la zona de flotación.
¡Un abrazo!
Hacerse preguntas es el inicio del cambio … no soy coach pero me parece una herramienta fundamental.
No tengo la menor duda de que estás en el camino correcto.
Claro que sí…»un pie dentro y otro fuera», se puede con todo sin agobiarse, es sólo cuestión de saber organizarse y no olvidarse de disfrutar.
100% de acuerdo contigo, Ana.
Gracias por redordánoslo y por ejemplificarlo con tu propia experiencia.
Abrazo!!
Gracias a ti Elena por apoyarnos, que somos muchas, y cada vez más. Y más de un hombre está deseando aprender de nosotras con cariño y respeto ¡los más listos!
¡¡Excelente post, Ana!!
Opino que todo a parte iguales, siempre que se pueda, claro: educar a los peques, trabajar, llevar la casa, porque parece que educar y la casa es cosa de mujeres, y creo que ya esa época, gracias a dios, ha pasado, o al menos en mi casa jejejee
Me veo reflejada en levantarme pronto, acostarme tarde, trabajar festivos, no dormir siesta para avanzar un poco más, en ocasiones me siento culpable pero sé que es para mi negocio y voy a sacarlo a delante porque QUIERO!!! jejejeje Con buen par de tacones 😉
¡¡Un fuerte abrazo!!
¡Con un par de tacones, efectivamente! Pero para bailar con nuestra pareja Jajaja
Me encanta la energía, María, pero no hay mayor energía que la de dos personas que se respetan y se aman.
¡No hay ni vergüenzas ni complejos! Solo AMOR.
Genial Ana,
La verdad que aún no soy padre, pero una de las condiciones que me puse a mi mismo para serlo era no estar esclavizado en mi trabajo como estaba antes.
Criar y educar a un hijo es una cosa muy seria que requiere de una gran responsabilidad, y no vale con quejarse porque las circunstancias nos lo ponen difíciles: somos dueños absolutos de nuestras decisiones y nuestra vida es el resultado de ellas.
La verdad es que tienes una valentía enorme, sobre todo por no conformarte y resguardarte en la creencia limitante de «eso no es posible», buscando soluciones win-win muy creativas. De verdad admirable.
Gracias por compartir una experiencia que nos invita a buscar alternativas y ser creativos!
Un abrazo!
Álvaro
Tener hombres y futuros padres en esta comunidad me alegra, y mucho.
Llevo años oyendo y creyendo que solo las madres podemos ser buenas educadoras ¡pues de eso nada!
Los hombres pueden (y deben) estar presentes en la educación de los hijos.
Y veo que pasa como en la cocina, los que se ponen consiguen muchas estrellas
¡A por tu estrella, Alvaro!