Alimentación y espiritualidad. Llámalo «alimentarte con consciencia». Llámalo «alimentarte de forma intuitiva».
Estamos sobre informados y seguimos en una fase de desconocimiento ante la alimentación.
Siempre oímos hablar de los nutrientes. Que si las vitaminas, las proteínas, las grasas, los azúcares
¿Pero sabemos, a título individual, realmente para qué comemos?
Alimentación y nutrición ¿Sabemos cómo comemos?
Antes de continuar me gustaría aprovechar para explicar brevemente la diferencia entre estos dos términos (que no es lo mismo):
La alimentación:
es la elección voluntaria de ingerir algo, es decir, cada persona decide qué preparar, qué comprar y qué consumir en cada momento.Y esto está relacionado con la cultura, la economía, el entorno, nuestro estado de salud, estado de ánimo… además de otros factores.
La alimentación es la elección voluntaria de ingerir algo Clic para tuitearLa nutrición:
es un acto involuntario, que se produce cuando ya se ha ingerido la comida y/o bebida. Está vinculada a los nutrientes que se encuentran en los alimentos.
Como ves, la alimentación depende 100% de nosotros. En cambio, generalmente no le damos la importancia que tiene, únicamente se la damos a la parte nutricional, al QUÉ comemos, o ni eso.
La mayoría de las veces comemos en piloto automático, otras porque simplemente nos gusta o nos apetece, sin preocuparnos en si realmente nuestro organismo lo necesita.
Efectos nefastos para el cuerpo
Tampoco nos paramos a reflexionar en las consecuencias, en los efectos que estos alimentos ingeridos sin hambre provocan en nuestro cuerpo, además de la forma en la que los comemos.
Damos más importancia a lo que se ve, es decir, a nuestro físico, a nuestra imagen corporal que a nuestras necesidades reales.
Ignoramos cómo nuestras elecciones alimentarias repercuten, no solo sobre nuestro cuerpo físico, sino también sobre el emocional y mental. Clic para tuitearComemos por:
- la vista
- el olor
- cómo nos sentimos
- nuestros hábitos
- nuestras creencias
- dónde residimos
- supervivencia
- grupos de alimentos.
- Y todo esto lo hacemos un mínimo de 3 veces al día.
Estamos muy desconectados de nuestro cuerpo y esta desconexión hace que no sintamos los efectos y reacciones que los alimentos nos provocan.
¿Para qué comemos?
Cuando lanzo esta pregunta en las experiencias Emoalimentación, siempre hay personas a las que les cuesta responder.
¿Qué cenaste ayer? ¿Tú lo recuerdas?
¡Cuántas personas no se acuerdan o tienen que dedicar realmente minutos a recordarlo!…
Esto ya nos da información del poco valor que realmente le damos a la alimentación y a todo su proceso, como la compra, el cocinar, el comer.
- Compramos de cualquier manera.
- Cocinamos de cualquier manera.
- Comemos de cualquier manera.
La “falta de tiempo” para cocinar, el comer en pocos minutos para pasar a la siguiente tarea, saltarnos alguna comida porque hay otra cosa “más importante”.
No somos conscientes de nuestro motivo real de para qué comemos Clic para tuitearY por eso no le dedicamos el tiempo que se merece al proceso.
¿Sabrías decirme para qué comes? Y lo más reflexivo es que la respuesta la empieces de la siguiente manera: “Como para…” Me encantaría leer en comentarios tu respuesta 🙂
¿Y si empezamos a conectar con nuestra intuición a la hora de comer?
Nuestra intuición nos ayuda a tomar decisiones, es nuestra guía, aunque no siempre escuchamos lo que nos dice.
El cuerpo es lo bastante sabio como para identificar qué alimento nos es beneficioso y cuál no. Es decir, nosotros mismos tenemos la capacidad de elegir el alimento más adecuado para nuestro organismo.
Sin embargo, para poder llevar una alimentación intuitiva y disfrutarla, es necesario aprender a distinguir entre las necesidades reales de nuestro organismo y los factores que nos llevan a “comer de más“, como el estrés, la ansiedad, el aburrimiento, o cualquier otro estado emocional.
La importancia de escuchar a nuestro cuerpo en nuestra alimentación
Escucha
Nuestro cuerpo nos dice cuándo parar de comer a través de la saciedad, el problema es que hemos perdido la capacidad de escuchar o poner atención a estas señales internas.
Aprender a escuchar nuestro cuerpo puede ser complicado, por eso debe tratarse como un proceso de cambio lento, de ir poco a poco ‘entrenando’ la auto-observación.
Muchas veces comemos sin sentir hambre de verdad, por lo que es importante primero, prestar atención al ‘para qué’ vamos a comer en ese momento.
Disfruta
Comer es un placer y esto no puede desaparecer, pero sí es cierto que el instinto de comer lo hacemos para cubrir unas necesidades básicas, que son obtener energía y la supervivencia.
Cuando sabes el ‘para qué’, disfrutar de la comida y de cada bocado es imprescindible para aprender a alimentarnos y por lo tanto, para elegir los alimentos en cuestión. Por ello te invito, si no lo haces ya, a que aprendas a apreciar todos los alimentos y todos los sabores en su estado puro y natural.
¿Cómo potenciar nuestra intuición a la hora de alimentarnos?
1.- Preguntarnos antes de cada comida: ¿Realmente tengo hambre? ¿Para qué quiero comer?
- ¿Estoy comiendo por estrés, aburrimiento, compromiso familiar?
- ¿Tiene mi cuerpo recursos propios o realmente tiene hambre?
- ¿Puedo hacer alguna actividad física, creativa, mental para calmar este estado?
- ¿Sé gestionar mis antojos?
- ¿En cuanto tiempo puedo entrenar mi cabeza para que escuche mejor el cuerpo y las sensaciones físicas que percibe? ¿Un mes, dos meses?
- ¿Me siento con energia cuando como o me entran ganas de echar la siesta?
Hazte todas las preguntas que consideres necesarias para hacerte consciente y conseguir que el cuerpo se autocuide. Elige aquello que te apetezca realmente, disfrútalo, saborea cada bocado y toma la cantidad que quieres ingerir.
De esta forma, nos aseguramos que este alimento nos haga sentir como nos queremos sentir (físicamente y emocionalmente).
Desde este enfoque, nuestro organismo comenzará a “pedirnos” de forma natural una alimentación más saludable, tanto a través de nuestro acto de comer, como del alimento elegido en sí.
2.- Usar la imaginación
Sí, otra forma también muy clara de saber si realmente un alimento es lo que el cuerpo nos pide, es usar nuestra imaginación.
Visualizarnos comiendo ese alimento y reflexionar en cómo nos sentimos mientras nos imaginamos haciéndolo. Si la respuesta es “bien” y las sensaciones físicas son agradables, ¡adelante!
3.- La saciedad
Generalmente, como decía al principio, cuando comemos lo hacemos en exceso y rápido, por lo que, para evitar comer de más y acabar sintiéndonos empachados, es recomendable hacerlo de forma pausada, masticar y triturar el alimento en la boca, saborear cada bocado, dejar cubiertos entre bocado y bocado y tomando nuestro tiempo. De esta forma sentiremos las señales de saciedad a tiempo.
Para empezar a identificar dicha señal de nuestro cuerpo, es interesante evitar distractores al comer, como la televisión, el ordenador, el móvil… Por ejemplo empezar por hacerlo en una de la comidas, como el desayuno.
Conclusión
Nuestra alimentación desde la intuición es una propuesta interesante, para estar conectados con nuestro autocuidado corporal, emocional y espiritual.
Siempre respetando nuestro ritmo y adaptándolo a nuestro día a día.
Empezar poco a poco. Todo cambio se mantiene en el tiempo si lo integramos de forma lenta y conectados con la satisfacción.
Sí, comer es un placer, y cuando lo hacemos conectados con nuestra intuición, espiritualidad y consciencia, todavía es mucho más gratificante. Sentimos los beneficios por fuera, pero sobre todo también por dentro 🙂
Cristina Carasusán
Mi nombre es Cristina Carasusán, creadora de Emoalimentación, un estilo de vida para disfrutar de la comida sin culpa y respetar nuestro cuerpo con amor, desde el enfoque ‘No Dieta’.
Divulgo este movimiento Emoalimentación a través de sesiones individuales, experiencias grupales presenciales por España y online, donde mediante diferentes herramientas acompaño para mejorar el autoconocimiento, la gestión emocional y la reeducación alimentaria.
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Beatriz dice
Destacaría Cristina, para mí, la distinción entre alimentación y nutrición y nuestra falta de presencia en el instante de comer.
Me encanta comer, vigilo lo que compro y aún así reconozco que a veces, en nombre de la comodidad o la facilidad, me conformo con lo que propone el entorno.
Alimentarse y nutrirse de forma consciente requiere entender muy bien que nuestro cuerpo es sabio aunque requiere que lo cuidemos y lo mimemos de forma consciente, sin entregarse a la pereza sin centro, para vivir la vida con plenitud. El cuerpo es nuestra vehículo para expresarnos aquí. Gracias por tu labor de concienciación.
Cristina Carasusán dice
Hola Beatriz desde Tailandia!
Gracias por tu comentario 🙂
Sí, comer es un placer y es genial que te encante. Y también podríamos decir que es normal que en ocasiones elijamos otro tipo de alimentos por comodidad/facilidad con nuestro entorno.
Cómo digo a menudo y también en el artículo, es más importante el CÓMO comemos que el QUÉ. Ser conscientes también nos ayuda a compensar (buscar a lo largo del día ese equilibrio variado de alimentos) y así mantener nuestra satisfacción personal en este área de nuestra vida. Empodera, mantiene la seguridad en una/o misma/o y por lo tanto una autoestima sana.
Sin duda el cuerpo es sabio y siempre siempre busca el equilibrio para que todo funcione bien. Y de esto estoy vivenciándolo todavía más aquí en la isla de Koh Phangan, jeje.
Un abrazo enorme! Feliz y saludable día
Cris
Mónica López dice
Cómo madre de dos adolescentes, me inquieta ver su forma de comer, errática e insuficiente, según mis creencias. Cual crees que es la mejor actitud en esta situación? Gracias, un abrazo
Ana Bizarro dice
¡Hola Mónica! A la espera de la respuesta de Cristina (que está en Asia) te comento lo que hago con mis adolescentes: SOY ejemplo de alimentarme lo más sano posible.
Cuando me preguntan:
– ¿Cómo curar sus (pequeñitos) granos en la cara?
Les contesto:
– Yo cuido mi alimentación … y saben que lo hago porque lo ven.
Lo siguiente es que empiezan a comer verdura, fruta, frutos secos, chocolate (negro) y dejan la coca-cola, la comida precocinada en general y beben más zumos naturales. ¡En mi caso funciona! Pero me ha costado 3 años que por ellos mismos habrán los ojos.
Es lo que tiene ser madre de adolescentes ¿verdad Mónica? Sep, tenemos carros de paciencia. A ver lo que nos cuenta Cristina 🙂
Cristina Carasusán dice
Hola Mónica ✨
Interesante pregunta 🙂
Por un lado, cómo ha respondido Ana, es el ejemplo sin más.
Por otro lado, teniendo en cuenta que la adolescencia puede ser una época delicada 🙂 la manera de comunicar y hacer llegar el mensaje también es importante, es decir, informar en vez de obligar o «criticar» a que coman «bien». Compartiendo con ellos tus aprendizajes, descubrimientos entorno a la comida para así inconscientemente hacerles reflexionar a la vez que partícipes.
Y cómo última reflexión, que siempre invito a las mamás que acompaño, es encontrar momentos para cocinar juntos. Crear recetas ricas y saludables es posible. Jugar en la cocina en familia enriquece y nutre todos nuestros sentidos, corazón y cuerpo
Cualquier otra cosita, estaré encantada de responderte 🙂
Un abrazo enorme!! Feliz y saludable día
Cris