Artículo escrito por autora invitada
El deporte guarda más relación con el emprendimiento de lo que parece a simple vista. Es algo en lo que pienso de vez en cuando mientras corro, porque durante mi recorrido encuentro muchos paralelismos entre estas dos facetas de la vida.
Cuando eso ocurre, suelo acordarme del blog de Ana porque ella es una de las mayores defensoras del binomio Deporte+Emprendimiento que conozco en el mundo del blogging.
Le agradezco mucho que me dé la oportunidad de dedicarle esta entrada que lleva tanto tiempo en mi cabeza y que por fin hoy puedo compartir.
Tal vez te estarás preguntando ¿qué tiene que ver el deporte, o hacer ejercicio, con emprender un proyecto, sea el que sea? ¿o qué se puede aprender mientras haces ejercicio que te resulte útil para poder aplicarlo a cualquier otra cosa de la vida? Déjame que te lo explique.
Mentiría si dijera que siempre me ha gustado el deporte, de hecho, me daba mucha pereza. Sin embargo, desde hace ya unos años estoy muy concienciada y comprometida con llevar un estilo de vida saludable (comer sano, hacer ejercicio con frecuencia… esas cosas) y ahora, ¡hasta me divierte!
Eso, sumado a las circunstancias que estoy viviendo desde que empecé mi negocio de traducción, me ha hecho darme cuenta de que hacer ejercicio tiene más influencia en el resto de facetas de mi vida de lo que me pensaba.
Y no solo por el simple hecho de que, desde que hago ejercicio, me siento mejor, más sana, más ágil y… sí, más feliz (lo siento si suena a tópico, pero así es), sino porque mientras practico deporte, pasan por mi mente algunas ideas que se han convertido en valiosas lecciones que me han servido para llevar a cabo mi negocio.
De eso es de lo que quiero hablarte hoy.
De las 7 lecciones que el deporte enseña para aplicar a cualquier proyecto de tu vida.
Espero que te resulten útiles a ti también, sea cual sea el proyecto que te traigas entre manos.
1#Cualquier camino, por largo que sea, empieza con el primer paso.
Perdón por empezar con algo tan obvio, pero creo que merece la pena pararnos a pensar en ello porque, precisamente por lo obvio que es, suele pasar desapercibido. De hecho, no reparé en ello hasta que leí este proverbio chino en un libro:
Un viaje de diez mil kilómetros empieza por un solo paso.
¿Cuántas veces has renunciado a un plan porque en principio parecía demasiado ambicioso, o que te iba a llevar demasiado tiempo? ¿O cuántas veces has dejado de intentar algo por sentir que era demasiado tarde para ti?
Creo que es un error dejarnos abrumar por la envergadura de un proyecto. No sería la primera vez que alguien desiste por ese motivo. Sería una pena que el pesimismo nos alejase de un camino que puede traernos muchas cosas buenas. Como decía al principio, todos los caminos, por largos que sean, comienzan por el primer paso.
En 2013 hice el Camino de Santiago. Cuando empecé me pareció ¡una locura! Y eso que solo caminé los últimos 100 km.
Sin embargo, cuando llegué a Santiago, no me podía creer que hubiese sido capaz de hacer aquello.
Todo ese camino no habría sido posible si no hubiese dado el primer paso aquel día en Sarria.
Tampoco habría sido posible si no hubiese dado el primer paso CADA DÍA.
Es un pensamiento que también me acompaña siempre que salgo a correr. Confieso que aún me da mucha pereza salir y ponerme a ello, pero cuando termino el recorrido siempre tengo presente que todo el camino que he completado ha sido posible gracias a haber sido capaz de dar el primer paso.
Y creo que puede decirse lo mismo de cada cosa que emprendamos en nuestra vida, por difícil que parezca al principio.
Por eso, aunque el proyecto que te hayas planteado te parezca abrumador, no desistas. Es posible realizarlo si te lo propones.
Lo único que tienes que hacer es dar el primer paso.
2#No pierdas de vista tu objetivo, pero enfócate en la siguiente tarea.
¿Sabes cómo puedes vencer el bajón que suele entrarnos ante metas que parecen demasiado complicadas? No te enfoques solamente en la meta, que ahora parece tan lejana, sino en la tarea más inmediata que tienes ante ti.
Por ejemplo, al final del recorrido que suelo hacer ¡hay una cuesta enorme! Es sin duda la peor parte del entrenamiento y no porque sea una cuesta (que también), sino porque aparece en el peor momento: al final del recorrido, cuando estoy al límite de mis fuerzas (como también ocurre a veces en la vida).
Al final, siempre consigo subirla aunque me cuesta mucho hacerlo. ¿Cómo? Procuro no mirar la cima de la cuesta. Cuando lo hago ¡me da un patatús! Sino que me centro en cada paso que debo dar.
Un paso más, y otro paso, y otro, y otro y otro… ¡y al final siempre llego!
Nuestros proyectos son una cuesta enorme a la que podemos subir paso a paso.
Es importante que no perdamos de vista nuestros objetivos, pero donde debemos concentrarnos es en el siguiente paso.
Esto es algo que vi mucho más claro después de ver este vídeo de Laura Ribas, donde explica (entre otras cosas) que ante un objetivo demasiado extenso, es mejor desglosarlo en tareas más pequeñas y abarcables.
3#El valor de la constancia: no importa lo que hagas hoy si no lo conviertes en un hábito.
No sirve de nada que hoy te apliques a fondo y des el 100% si mañana no vas a continuar.
Cuando un atleta se prepara para una maratón, no le basta con pegarse la paliza en un solo día, sino que necesita entrenar todos los días. Las condiciones físicas necesarias para superar una prueba como esa sólo se alcanzan a largo plazo.
Y un objetivo a largo plazo no puede conseguirse si no se practican a diario ciertos hábitos.
Yo empecé a correr por salud, porque mi objetivo era estar en forma. La lógica me decía que no tenía sentido salir a correr un día si no tenía intención de hacerlo con frecuencia, porque el objetivo de estar en forma no se consigue de un día para otro.
Por eso, tuve que incorporar a mi rutina diaria el hábito de hacer ejercicio.
Si quieres conseguir algo, debes pensar qué acción te conducirá a ello e incorporarla a tu rutina. Cuando planees tu jornada, cuenta con esa nueva actividad, hazle un hueco en tu agenda. Debe convertirse en un nuevo hábito.
Me sorprende que en ejemplos como este (hacer ejercicio) esta cuestión resulte tan obvia y, sin embargo, parece que nos cuesta entenderlo en otros asuntos de nuestra vida.
En mi opinión, es porque lo entendemos al revés. Siempre ponemos nuestras miras en la línea de meta, cuando en realidad deberíamos enfocarnos en el camino que nos llevará a ella, es decir, nuestro objetivo no debería ser un resultado concreto, sino conseguir incorporar el hábito a nuestra rutina.
Volviendo al ejemplo de la salud, el objetivo no debería ser alcanzar un peso X, sino incorporar el hábito de comer sano y hacer ejercicio. Con eso, será inevitable que estés en forma y, conseguirlo, no te parecerá tan difícil y costoso.
Por eso, cuando siento que algo de mi negocio me va a resultar difícil, me planteo qué hábito diario puede hacer que me resulte más llevadero realizarlo.
Se consigue mucho más con pequeñas acciones si estas se realizan de forma constante, que con esfuerzos descomunales en un momento determinado.
Creo que si prestáramos más atención a la repercusión que ejercen nuestros hábitos en nuestra vida, el poder de la constancia y el valor del «poco a poco», nos costaría menos alcanzar nuestros objetivos.
4#Solo podrás progresar si inviertes tu máximo esfuerzo
Mejoramos cuando superamos nuestros límites. Creo que esto no es nuevo para nadie.
Siempre tiene que haber un punto de esfuerzo (o de dolor, si se me permite la expresión), una resistencia que nos haga «sudar», porque al superar esa resistencia nos vamos haciendo más fuertes.
Superamos un nuevo límite y pasamos al siguiente nivel.
Por ejemplo, la primera vez que corrí, no fui capaz de aguantar más de 5 minutos. Al cabo de unos meses ¡ya era capaz de correr 50! ¿Por qué? Muy sencillo, porque semana tras semana iba aumentando los minutos.
Eso sí, poco a poco.
En su momento, cada nuevo minuto me parecía todo un triunfo, pero gracias a ese esfuerzo, con cada nuevo minuto añadido, mi capacidad también iba en aumento.
Creo que este mismo principio se puede aplicar también a cualquier cosa en la que queramos progresar.
Tu proyecto, sea el que sea, necesita el 110% de tu esfuerzo para avanzar.
En este sentido, siempre he pensado que las cosas, o se hacen bien, o no se hacen. Aunque debo admitir que esta frase, llevada al extremo, también me ha traído bastantes problemas, lo cual me lleva la siguiente idea…
5#¡Cuidado! No vayas a quemarte: mantén un nivel de intensidad realista, aunque no por ello menos retador.
Como decía al principio, lo importante es ser constante, por lo tanto, tu nivel de exigencia diario no debe ser desmesurado o en pocos días estarás con la lengua fuera.
Cuando dije antes que realizaras tu máximo esfuerzo no me refería a que hay que darlo todo, todos los días o ¡a todas horas!
Cuando empecé a correr me planteé el ambicioso (y absurdo) propósito de salir todos los días.
No lo cumplí ni la primera semana. Normal.
Mantener un elevado nivel de compromiso no está reñido con ser realistas con nuestras capacidades, y más aún cuando se trata de introducir cambios en nuestra vida.
Cualquier cambio tiene que ser progresivo. No debemos olvidar que se trata de una algo que ocupará un tiempo que antes empleábamos en otras cosas. Por lo tanto, es importante que lo acoples cómodamente en tu rutina diaria. Si no, es cuestión de tiempo que abandones. A nada que estés más ocupado de lo normal, eso será lo primero que elimines.
Considero que la disciplina es imprescindible a la hora de perseguir un objetivo, pero no lo es más que el sentido común a la hora de incorporar esos nuevos hábitos de los que hablábamos antes.
Con mi negocio me pasó lo mismo. Confundí el mantener un elevado nivel de compromiso con dedicarle demasiadas horas al día al proyecto.
Sentía que si no dedicaba todo mi tiempo, en realidad lo estaba perdiendo. Al principio no me costaba porque empecé con mucha ilusión, incluso me sentía orgullosa. Pero al cabo de muchos meses en este plan estaba harta, cansada, ¡desgastada!
En esos momentos casi tiro por tierra todo el esfuerzo de antes, lo cual es una tontería.
En fin, lo que quiero decir con esto es que cualquier objetivo que queramos alcanzar, debemos planteárnoslo como una carrera de fondo, no como un sprint. Sobre todo cuando se trata de objetivos de muy largo plazo.
6#Perseverancia: todo requiere un proceso
Estamos muy mal acostumbrados a la inmediatez. Queremos que todo llegue rápido, que todo se solucione YA.
Y si eso no pasa… acabamos perdiendo el interés.
Una vez más, el deporte nos da una buena lección de lo necesaria que es la paciencia y la perseverancia, pues cualquier deportista que se prepara para una competición necesita meses o incluso años de entrenamiento.
En mi ejemplo (que, en comparación con una competición de élite, es muy de andar por casa, pero bueno) si pude ser capaz de correr 50 minutos, fue porque perseveré en mis entrenamientos anteriores, ¡durante meses!
Intento recordarme eso mismo cuando se trata de mi negocio, aunque no siempre es fácil.
Creo que viviríamos menos frustrados si aceptáramos que el proceso forma parte de la diversión.
Que, aunque sintamos que los resultados tardan en llegar, no pasa nada porque lo que hacemos en realidad es echar fuertes raíces para que nuestro «árbol» particular no se derrumbe cuando crezca.
Perseverar nos costaría menos esfuerzo si lo contemplásemos de ese modo y si aprendiéramos a apreciar y disfrutar de todas las fases del proceso. Incluso acabaríamos consiguiendo más cosas porque no abandonaríamos.
Lo cual me lleva al último punto.
7#Encuentra tu satisfacción personal en las cosas que hagas. No lo hagas por obligación, sino por convicción.
Desde que leí esta idea en el libro Supercoaching de Raimon Samsó, (concretamente el capítulo «El poder personal vence a la fuerza») me esfuerzo mucho en aplicarlo. No es fácil, pero merece la pena intentarlo por todos los efectos positivos que trae.
La razón por la que Raimon dice esto es que «la fuerza de voluntad es débil y acaba flaqueando. (…) Por esa razón, no aconsejo, absolutamente en ningún caso, cambios que requieran fuerza de voluntad».
Es decir, que cuando te plantees realizar una tarea o un gran objetivo, no apeles a tu fuerza de voluntad (obligación) sino a tu propia convicción de que eso redundará en tu mejor interés.
Por eso me ha cambiado a mí la visión que tenía del deporte, (si recuerdas lo que te decía al principio). Primero lo veía como una imposición y por ello me daba pereza, ahora lo hago por mi convicción y mis ganas de sentirme bien. Cuando lo hago, lo hago con ganas y ¡me divierto!
A lo mejor te suena una frase muy conocida (cuyo autor desconozco) que dice que:
la felicidad no consiste en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que uno hace.
Puedo decirte que es verdad, porque desde que tengo presente esta idea, estoy mucho más a gusto con todo lo que hago, incluso aunque algunas cosas me cuesten.
Estoy muy contenta de haber podido compartir contigo, lector de Acción con alegría, estas ideas que para mí son tan valiosas y me ayudan tanto en mi día a día.
Carol dice
Nunca me había parado a pensar que el deporte tuviera tanto que ver con el emprendimiento pero es cierto, la capacidad de sacrificio y la disciplina que nos enseña y exige el deporte nos sirve para muchos aspectos de nuestra vida.
Y cierto Lourdes, el primer paso siempre es el que más cuesta pero después de una ducha que bien se queda uno 😉
Enhorabuena a las dos, muy buen post.
Lourdes Yagüe dice
Muchísimas gracias Carol 🙂
¡Ya ves! Muchas veces lo que me motiva a salir, si veo que la pereza empieza a dominarme, es pensar en la ducha y las cremitas de luego 😉
Ana Bizarro dice
Y después de Carol… dejaré mi comentario:
Ahora sé que las cosas no ocurren por casualidad y el programa Visibilidad Ascendente cambió mi concepción del mundo del blogging: por lo aprendido pero sobre todo por las personas que allí nos encontramos.
¡Llegarás lejos Lourdes! Tienes todos los ingredientes para triunfar: paciencia y perseverancia. Son los principales como dice Raimon, y como tú bien recalcas. Y luego tu divina alegría y juventud.
Ya sabes que cuentas con mi apoyo para seguir pisando fuerte… el tiempo dirá el resto.
¡Gracias!
Lourdes Yagüe dice
La verdad es que cuando me apunté a ese curso no me imaginé que lo mejor que iba a sacar de ahí sería las personas que he conocido. Eso es lo que más ha marcado un antes y un después en mi camino por la blogosfera.
Muchas gracias por tu apoyo Ana (y todos los que me lo habéis recordado varias veces) para mí significa mucho y me da mucha fuerza.
Andrea dice
Lourdes
Me ha encantado tu post, reconozco cada una de esas facetas que comentas, en mi caso para aplicarlas al revés de como cuentas…
Yo emprendiendo reconozco todo lo que dices para aplicarlo al deporte, porque a mi lo que me cuesta es esa parte.
MI único «deporte» son unas clases de pilates meditación, y tengo que aplicarme para cumplir con la cita.
Muchas veces intenté iniciarme en las caminatas (ya no hablo de correr jaja) pero por hache o por be, siempre tengo excusa.
Evidentemente me tendré que aplicar las normas del emprendimiento al deporte. 😉
Un saludo
Lourdes Yagüe dice
Jajaja, ¡claro! Ahí está lo bueno, en que podamos adaptarlo según nuestra situación. Cada persona somos un mundo.
Aunque tu caso sea al contrario, me alegro de que te sirva 🙂
Y… por las caminatas se empieza, Andrea 😉 yo empecé yendo a trabajar andando (ida y vuelta, y cada trayecto eran 45 minutos. Sí, me cambiaba de ropa en la ofi, jeje), y cuando la crisis me llevó por delante ya me atreví a correr.
Lo que decía en el post…. todo es empezar 😉
Pedro Aparcio dice
Me gustaría añadir que las personas que practicamos deporte y somos emprendedores somos generosas, persistentes, apasionadas, sinceras, realistas,………………… y con gran corazón.
De runner a runner.
Gracias por tu post.
Lourdes Yagüe dice
Sí, es cierto. Lo he veo en todas las personas que conozco que hacen deporte regularmente. Empezando por mi cuñado, que es el más deportista de la familia y tiene un corazón que no le cabe en el pecho.
De runner a runner, gracias por tu comentario 🙂
JCSANCHEZ dice
Jo, Pedro, no me había parado a pensar en todo lo que somos, pero es cierto todo lo que dices, sin duda. Y suscribo por supuesto lo comentado aquí por todos, y evidentemente lo expuesto de esa manera tan estupenda por Lourdes en su post.
Yo sólo me desligo de la parte de «realista» que aunque es cierta, como no puede ser de otra manera, me gusta más la de «soñador» . Somos personas que transformamos el mundo, lo cambiamos con nuestro empuje y nuestras ideas, y lo moldeamos a imagen y semejanza haciendo que el mismo sea un lugar mejor. Decía alguien que todos conocemos «If you can dream it, yo can make it» (si se puede soñar se puede hacer) y otro «I did it, because i didn’t know that it was impossible» (lo hice porque no sabia que era imposible) Me apunto a eso.
El deporte me ha enseñado desde los 4 años que empecé a practicarlo tres veces por semana, hasta ahora que desgraciadamente no tengo la habitualidad que mi profesión me permitía antes, que no nos debemos rendir nunca, que siempre miramos adelante, y que por supuesto, podemos sufrir una derrota, pero que lo mejor y más bonito es sacar la lectura positiva de la misma, el aprendizaje, y volver a intentarlo con más ganas.
Felicidades a todos, mi más sincera enhorabuena, y un abrazo grande. 😉
Lourdes Yagüe dice
Para mí ha sido un verdadero placer estrenarme en el «Guest posting» en el blog de Ana 🙂
Gracias otra vez por dejarme hacer mi pequeña contribución al blog. Espero que le guste a tus lectores 🙂
María Heralta dice
¡¡Fantástica entrada, Lourdes!!
Llena de fuerza, energía, acción y, como no, alegría!! Es cierto que nos tomamos las cosas como una obligación y al final lo acabamos odiando y abandonándolo!!! Hay que estar muy convencido y concienciado de lo que vas a comenzar, y que poco a poco, como las hormiguitas, se llega lejos.
Me llevo la última frase: «la felicidad no consiste en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que uno hace» Me ha encantado!!
¡¡feliz martes!!
Lourdes Yagüe dice
¡Me alegro mucho, María! Muchas gracias por tu comentario.
Siempre habrá cosas que nos apetezca menos hacer, y no siempre nos sentiremos con fuerzas para mantener buena cara (somos humanos), pero yo creo que la actitud es algo que se entrena, así que poco a poco (¿cómo no?) nos irá costando menos.
Yo sí noto la diferencia desde que intento dejar de tomarme las cosas como una obligación. A veces me cuesta, pero bueno…. ahí voy.
Euri dice
Hola Lourdes:
Tu post es muy valioso y me ayuda a meditar sobre los pasos que tengo que dar para hacer ejercicio con constancia. Has escrito justo lo que necesitaba leer, muchas gracias. A mi me gusta mucho andar, pero de forma rápida, por lo que seguiré tus consejos.
También me parece interesante la reflexión que haces sobre cómo influye la constancia, la disciplina y la diversión, cuando hacemos deporte y cómo aplicarlo a nuestros proyectos. Me estoy leyendo el libro de supercoaching y coincido con la Frase. Es un libro recomendable 100%
Sigue adelante Lourdes. ¡Tienes mucho potencial!. :o)
Lourdes Yagüe dice
¡Gracias Euri!
Pues sí, la verdad es que el concepto «divertirse trabajando» es algo que me ha cambiado totalmente la perspectiva y para mí es clave.
Muchas gracias por tus palabras 🙂 me alegro de que te haya gustado. Un abrazo.
Carmen dice
Me ha encantado tu post!
La verdad que haciendo deporte aunque sea menos te sientes mejor, descansas mejor y rindes mejor. En octubre volví a la piscina un par de días por semana y ya no tengo dolores de espalda, duermo bien y por cansada que salga de nadar, enseguida estoy con más energía para seguir el día.
Tengo pendiente leer ese libro de Raimón Sanso
Mucho éxito en tu proyecto!
Lourdes Yagüe dice
Gracias, Carmen 🙂
¡Ay! Cómo echo de menos nadar…. tenía una piscina cubierta al ladito de mi casa pero la cerraron 🙁
El libro de Raimon te va a encantar 🙂
Gracias por tu comentario, un abrazo. Lourdes