Artículo escrito por autor invitado
El deporte es sin duda uno de los pilares para mantener una vida saludable.
Sin embargo, al hablar de deporte, la mayoría de las personas se quedan en el ejercicio físico que supone realizar cualquier actividad deportiva.
Llevo practicando deporte regularmente desde muy joven, y no sólo me ha permitido mantenerme en forma sino que también me ha dado varias lecciones fundamentales ahora que estoy emprendiendo un nuevo proyecto de vida.
Presta mucha atención, porque voy a mostrarte aspectos del deporte que quizás antes no hayas descubierto.
¿Me acompañas?
El esfuerzo justo es el que te lleva al rendimiento óptimo
Todo practicante primerizo de yoga sufre de lo lindo para alcanzar el equilibrio en las asanas.
En mi caso no fue diferente.
Recuerdo que cuando hice por primera vez la denominada “postura del árbol” me preguntaba ¿Cómo narices hace ese tío para permanecer así sin inmutarse? al tiempo que trataba sin éxito mantener el equilibrio.
La calma que emanan los yoguis experimentados durante la práctica de esta actividad hace que cuando uno se pone a intentarlo piense “Es más difícil de lo que parecía”
No alcanzas a comprender cómo puede ser que tú estés sudando a mares cuando el maestro permanece sin inmutarse.
Todo tiene una razón de ser.
Cuando empiezas y no sabes los secretos del equilibrio, tiendes a realizar esfuerzos innecesarios para guardarlo, tanto es así que tu completa musculatura se tensa para realizar posturas en las que sólo deberían de intervenir unos cuantos músculos.
Ahí reside la virtud del yoga: optimizando el esfuerzo es como obtienes un mejor equilibrio y un máximo rendimiento.
Entender esto fue muy importante para mí, no sólo en lo que al yoga se refiere, sino en también a la hora de emprender mi proyecto personal.
Porque si el esfuerzo es demasiado elevado tu motivación habrá de ser tan grande o superior a ese esfuerzo.
Además te agotarás y dejarás de tener una energía precisa para dedicarla a otros asuntos.
Obviamente el yogui novato no puede pretender alcanzar la virtud del equilibrio de forma inmediata, pero sí debe aspirar a lograrlo en el menor tiempo posible.
Por eso, si estás iniciando un proyecto del tipo que sea, dedica tiempo a estudiar los procedimientos, ya que de otro modo adquirirás hábitos improductivos que con posterioridad te costará corregir.
Si te acostumbras a esforzarte más de la cuenta, no obtendrás un buen rendimiento, y tarde o temprano te temblaran las piernas y empezarás a tener dificultades para guardar el equilibrio..
Constancia y la disciplina en el entrenamiento
La primera vez que hice yoga y entré en la postura de “la pinza” no llegaba ni a los tobillos…
Me parecía imposible estar sentado con las piernas estiradas y alcanzar la planta de los pies con mis manos.
Esta postura es imposible para mi, le dije a mi maestro.
Este me respondió sonriendo: lo único que necesitas es entrenamiento.
No le creí: en mi opinión mi fisionomía no era la adecuada para realizar aquella postura.
Obviamente era una creencia limitante como una casa: al tiempo empecé a mejorar, y con las debidas indicaciones fui progresando, y cada cierto tiempo llegaba cada vez más lejos.
Han pasado 5 años, y hoy puedo entrar en la postura sin problema.
No sólo agarro mis pies por la planta, sino que desciendo mi cabeza hasta mis rodillas, y si bien no consigo completar la asana, sé que sólo la práctica y el tiempo me llevarán a la postura completa.
Sin duda, esto es extensible en todo el deporte: para alcanzar un cierto nivel hay que entrenar con frecuencia.
No es una cuestión subjetiva; nadie corre una maratón entrenando cuatro días.
El entrenamiento ha de ser programado y dosificado, ya que la práctica en exceso puede ser contraproducente.
En nuestra sociedad de la inmediatez, entender esto es fundamental.
Porque poner en marcha un negocio o emprender un cambio personal no se hace de la noche a la mañana: requiere un entrenamiento constante y disciplinado.
Sólo así podrás con garantías alcanzar la meta, de otro modo lo más probable es que te quedes por el camino…
La clave: superar la resistencia inicial
Tras 20 largos nadando es cuando empiezo a sentir que fluyo.
También me pasaba en mi época de ciclista: el cuerpo parece acomodarse después de un tiempo de esfuerzo.
Es curioso, pero es así.
Me recuerda a lo que aprendí en física sobre la resistencia estática y la resistencia dinámica: el esfuerzo para vencer la primera es muy superior.
Esto que ocurre en el deporte, es extensible cuando quieres iniciar cualquier proyecto de vida.
¿Por qué?
Pues porque tu cerebro es conservador por naturaleza, y por tanto cuando intuye que tiene que hacer un esfuerzo, va a tratar de poner excusas para que no realices esa actividad.
Sin embargo cuando eres consciente y aceptas que al principio necesitas realizar un mayor esfuerzo, resulta mucho más sencillo ponerse en marcha.
Por eso ten presente que una vez superada tu “resistencia estática” moverte hacia tus objetivos será mucho más fácil.
Cuando esto suceda, el cuerpo te pedirá más y más 🙂
Las 4 C’s del alto rendimiento
La subida a Mijas desde Alahurín el Grande tiene un par de “paredes” que después de 60 kilómetros en las piernas se hacían siempre verdaderamente duras…
Mi amigo Juan y yo las hicimos muchas veces.
Estar preparados para ello era muy valioso, ya que nos permitía ser conscientes de que aquel momento llegaría, lo que nos permitía dosificar el esfuerzo para emplearnos a fondo y poder así superar ese escollo.
La primera vez que lo intentamos fracasamos: nos envalentonamos en un momento que nos sentimos con fuerzas pero la realidad es que ninguno de los dos teníamos ni idea de lo que nos esperaba, y el desconocimiento acabó por bajarnos de la bicicleta.
Además en mi caso mi metro ochenta y mis 78 kilos (entonces) eran un hándicap para escalar.
Ser consciente del camino y de nuestras debilidades nos permitió en lo sucesivo optimizar nuestra energía.
Recuerdo mi cuerpo retorciéndose para hacer avanzar la bicicleta, mi corazón bombeando por encima de las 190 pulsaciones y la tentación de bajarme cruzando mi mente de vez en cuando..
Las subidas serpenteantes tienen una ventaja, te permiten tomar como referencia las curvas que vas encontrando, como objetivos intermedios.
Pero las “paredes” no tienen compasión, se presentan ante ti como una lengua interminable de asfalto que asciende hacia un minúsculo punto en el abismo.
En ese momento estás tú, la bicicleta y tu compañero.
Si uno veía al otro sufrir más de la cuenta no necesitaba decir nada, con una mirada sabía que colocar su bicicleta delante sería un incentivo automático para facilitar el ascenso.
Si tampoco podía la simple presencia del otro o un “¡vamos!” con los dientes apretados, servían de aliciente para poder seguir avanzando.
Pero si algo aprendí durante aquella experiencia fue a mirar hacia abajo para concentrarme en el esfuerzo puntual.
Aprendí a pensar en cada momento en una única pedalada, y ninguna otra.
Me repetía a mí mismo: venga Álvaro! Una más, una más..
Cada pedalada era mi objetivo inmediato porque era lo únicamente importante en ese momento.
Parar me bajaba de la bicicleta.
Al cabo de unos minutos, esa suma de pedaladas nos habían conducido casi milagrosamente a aquel punto en el horizonte.
Después venía la recompensa: la sensación de logro, de poder y sentir en todo tu ser que estás profundamente vivo.
Esto me ha enseñando que:
- Conocimiento: la experiencia es un grado, por lo que saber qué tienes que hacer te permite avanzar con garantías en el camino hacia tu éxito. Cuando no dispones de ese conocimiento, es necesario aprender, o bien disponer de un guía que te acompañe las primeras veces por ese camino.
- Consciencia: Saber quién eres, qué quieres y tener claras tus prioridades y motivaciones te permiten tomar las decisiones necesarias para avanzar con la necesaria determinación y compromiso.
- Concentración: Si concentras toda tu energía en el esfuerzo que tienes que hacer en este momento avanzarás de forma inequívoca hacia la consecución de tu objetivo. Si pierdes con facilidad tu concentración, te animo a leer el post de Ana: 7+1 potenciadores de energía que utilizo para los días más grises ¡A pintar!
- Compañerismo: trabajar en equipo te ayuda a superar los momentos en que flaqueas, así como a llegar a donde no serías capaz de llegar sólo.
Estas son mis experiencias, y Ana también nos dejó una excelente guía en este post: El deporte no sirve para nada, y menos para los negocios
Ahora te toca a ti contarnos las tuyas.
¿Qué lecciones has aprendido en tu relación con el deporte?
Foto: Ryan McGuire
Emilio dice
Pedalear es avanzar, más cuando cada una, la interiorizas. Todo esfuerzo debe elevarnos a satisfacción, físico, mental, manual, espiritual, …… Cada cual tiene su propia herramienta para conseguir sus fines y que mejor que él para utilizarla!
Alvaro López dice
Suscribo todo lo que comentas Emilio.
Gracias por tu aportación!
Jesús Millán dice
Hola!!
Me ha encantado el artículo. Y no sólo por lo bien que escribes y la info tan valiosa que das, que es un rasgo más que conocido por los que te seguimos. Es que además, has hecho una profunda y constante analogía de la mentalidad del éxito con la propia de uno de los deportes más exigentes y maravillosos que existen: el ciclismo. Y me ha llegado tanto porque una de las grandes pasiones que he tenido en mi vida ha sido esa: la bici de carretera. De hecho, estuve compitiendo desde los 13 años hasta los 22 años, los últimos en categoría sub-23. Y a día de hoy, en la medida en que se puede, ¡ahí seguimos dándole caña a los pedales! Próxima visita a Málaga, una salidita en llano por Chilches Costa, jejeje.
«Por muy duro que sea el camino, siempre se puede avanzar. Para eso están las eses (S)».
Un abrazo!!
Alvaro López dice
Hola Jesús!!
Me alegra mucho que te haya gustado este artículo. La verdad que a mi escribirlo también me trajo muy buenos recuerdos.
Y es cierto que en la vida tenemos que aprender muchísimas cosas que el deporte nos regala.
Un abrazo y nos vemos en alguna S del camino 🙂
Marco dice
Practico deporte, forma parte de mi vida desde hace 18 años,
Correr no me gusta especialmente, pero en este momento de crecimiento personal / laboral y viendo la gran cantidad de personas que se están acercando a este deporte, decidí investigar y hacer encestas para saber por que la gente de todas edades y condiciones se están calzando las zapatillas para superar la pereza.
En este post explicas magistralmente esos motivos que impulsan a la acción
En lo personal para vencer la pereza y reafirmarme en mis valores, me impuse un reto personal, antes de acabar el año hacer una media maratón 22k.
Llevo 4 carreras de 10 y 12 kilómetros mejorando tiempos en todas, entrenando metódicamente y el domingo 22/11 conseguiré mi bandera,
Repito no me gusta correr, tampoco madrugar para hacerlo, pero es tan grande la recompensa al finalizar que me veo corriendo maratones como otros crak a los que admito.
Este Post estaba en mi cabeza, felicidades Avaro por escribirlo Ana por difundirlo.
Ana Bizarro dice
Cada día somos más Marco! Sencillamente porque con disciplina y perseverancia (y sin dinero, pues para correr la inversión es mínima)todo se consigue.
A mi tampoco me gusta correr, además como buena piscis, mis pies y mis rodillas son mi punto débil y debo cuidarlo pero también corro. Correr es un GRAN entrenamiento.
Te animo a seguir con tu proyecto que si mal no recuerdo estabas de cambios …